28 de octubre de 2007

VOLUNTARIAMENTE TRAS LAS REJAS

Dentro de la Universidad Católica existe un grupo de voluntarios llamado Calcuta UC que dedica algunas horas de su semana a ir a la cárcel. Estos jóvenes realizan talleres el propósito que las internas tengan un encierro más placentero. Pero no todos están de acuerdo con su gestión: muchas veces, iniciativas como estas pueden convertirse en blanco de críticas debido a su leve y casi nulo, impacto social.
Por Mariana Valenzuela S.

Después de anotar un par de nombres en su cuaderno, una de las gendarmes sale de su oficina y se para en una de las esquinas del Liceo Santa María Eufrasia. Sin vacilar, procede a realizar su trabajo. “¡Mirna Reyes!”, grita a todo pulmón. “¡Margarita Valenzuela! ¡Marisol Leiva!”, continua como pasando lista. Los gritos se repiten hasta que en el fondo del patio una mujer levanta su mano saludando a quien será su profesor por los próximos 60 minutos. Es hora de ir a clases de matemática.


Emilio Covarrubias es coordinador de Calcuta UC Cárceles y uno de los 30 voluntarios que acude cada semana al Centro Penitenciario Femenino (CPF), en la comuna de San Joaquín. Él, junto a su amigo Miguel, son los encargados de ayudar a Margarita, Marisol y “la señora Mirna” en su ramo de matemáticas en el Liceo que se encuentra dentro de la cárcel. Todos los miércoles, durante una hora, estos jóvenes voluntarios dedicarán su tiempo a enseñar y a acompañar a las reclusas del Centro.
“El profe” comienza a escribir ‘conmutatividad y asociatividad’ en una pizarra que todavía tiene guirnaldas dieciocheras. La sala de clases tiene paredes de madera, con cartulinas de Bernardo O’Higgins y mapas geográficos. Un afiche en papel craft sobre las ‘normas de convivencia’ dentro del aula, llama la atención. Afuera, juegos infantiles y árboles adornan el patio de “La Escuela”, donde varias de las internas toman el sol de la mañana.

Normas de convivencia
- Respeto (por el otro) mutuo
- Escuchar
- Apoyar al otro en situaciones difíciles
- Valorarnos
- Comunicación (decir lo que uno piensa y siente)
- Compartir (sin excesos)
- Tolerancia


El panorama de este patio está muy lejos de ser como la típica visión que se tiene de una cárcel, de encierro y presas con overoles. Sí, hay rejas que rodean el lugar del Liceo, pero las únicas uniformadas son las gendarmes. Mujeres de todas las edades practican deportes en una multicancha, fuman y conversan entre ellas. Nadie amenaza ni mira feo. Todas están siguiendo su rutina diaria, libremente.

Trabajar como la Madre Teresa
Calcuta UC comenzó el año 2003, luego de la beatificación de la Madre Teresa de Calcuta. Inspirado en gran medida por la labor que ella realizaba con los más necesitados, este proyecto de la Pastoral Universitaria de la Universidad Católica (UC) busca acompañar, dignificar, capacitar y servir a personas que se encuentran no sólo en las cárceles, sino también en hospitales, hogares de ancianos y hogares de niños. “Nuestro objetivo como proyecto es acompañar en el dolor”, cuenta “el profe” Emilio. Es así como buscan dignificar a través de una mirada joven, y bajo el alero del catolicismo, a personas inmersas en situaciones de gran dolor.
En el área Cárceles, Calcuta UC trabaja con 6 centros penitenciarios en dos ciudades del país. En Santiago asiste a la Ex Penitenciaría, Colina 1, el Centro de Detención Preventiva de Puente Alto, el Centro de Observación y Diagnóstico Arrayán y el Centro Penitenciario Femenino. En Concepción, acuden al Centro Penitenciario El Manzano.
En el CPF presentan 15 talleres que se realizan de lunes a viernes, tanto a condenadas como imputadas (mujeres que no han sido condenadas). Estos talleres presentan actividades como reforzamientos en ramos, preparación de la PSU, computación, baile entretenido, gimnasia, manejo de drogas y autoayuda, como en el que trabajan las voluntarias Natalia, Margarita y Pilar.

“Queremos acompañarlas en el proceso del encierro”, declara Natalia Durán al hablar de los objetivos de su taller. La manera en que su grupo lo logra es llevándole a las internas actividades de crecimiento personal para que pasen de manera más entretenida sus tardes.
Cada martes, estas 3 estudiantes de Trabajo Social de la UC cumplen una larga burocracia penitenciaria para ingresar a la cárcel a acompañar a las presas. Un gendarme les abre la puerta y les pide su celular. Más adelante, otro les revisa las carteras y les pide su cédula de identidad, que se quedará retenida hasta que vuelvan a salir, para luego dirigirse a uno de los 13 patios del CPF llamado Esperanza, donde están las imputadas, sus alumnas.


Se informa al público en general que por razones de seguridad se encuentra prohibido a las visitas en general, el ingreso de los siguientes elementos al interior del establecimiento:
-todo tipo de armas blancas de fuego, a fogueo, municiones y explosivos
-gas o diluyente
-lentes de sol, jockey, bufandas, pasamontañas o gorros
-celulares
-zapatos o zapatillas con plataforma
-herramientas
-harina
-envases ni botellas de vidrio
-frutas como peras o manzanas
-cheques, tarjetas de crédito ni montos superiores a 30.000
pesos


Según Natalia, las mujeres que están en ese patio “son primerizas y más tranquilas [que las condenadas]”, hay de todas las edades y en su mayoría son madres. Al estar en calidad de imputadas, es decir, no bajo la jurisdicción de Gendarmería, sino de los Tribunales, éstas chiquillas no tienen derecho a las actividades que la cárcel les puede ofrecer, como trabajo o la posibilidad de seguir sus estudios en el Liceo. Así, el trabajo que realiza tanto ella como sus compañeras es bastante apreciada por las reclusas, quienes no hacen más que fumar y estar echadas durante el día.

A sacar cuentas
Al preguntarles a las internas qué piensan sobre los talleres que realiza Calcuta
, sonreír es su primera reacción. “Es súper gratificante que vengan”, cuenta Margarita Valenzuela, de 60 años y condenada a 5 años y un día. “A uno le sirve ver otras cosas. Uno se despeja y no piensa en lo que pasa allá dentro”, agrega la condenada.

Población Penitenciaria
-Número:
aproximadamente 1100 internas.
-Promedio de edad: 37 años.
-Nivel de Educación: 55% llegó sólo a Educación Básica
.
-Procedencia:
comunas más pobres de Santiago como La Pintana, Lo Espejo, Maipú y Pedro Aguirre Cerda.
-Delitos: más del 50% está detenida por tráfico de drogas y estupefacientes.


María José Mira es una de las Asistentes Sociales que trabaja en el CPF y coordina los talleres de Calcuta con las imputadas. Al igual que Margarita, considera que el impacto ha sido muy positivo, principalmente porque las imputadas no tenían actividades específicas para ellas. Según María José, basta con mirar la asistencia y la participación que han tenido las internas en los talleres para ver el aprecio que tienen hacia ellos. La Coordinadora de Calcuta Cárceles, María de las Nieves Edwards, concuerda con la asistente social y declara que quien guía la pauta en la evaluación de un taller es el feedback: dependiendo del ánimo y la cantidad de internas que asista a un taller, se considera exitoso.

Calidad versus buenas intenciones
Todos los voluntarios de Calcuta UC tienen sus objetivos muy claros: acompañar en el dolor. No les prometen el cielo ni grandes cosas, sólo ofrecen buena compañía y alegría a sus jornadas. Sin embargo, hay entendidos en el área social que consideran que voluntariados como éste no tienen ningún impacto real a largo plazo. “El hecho de que en Chile no existan formas de saber cuál es el impacto de las intervenciones sociales, habla de que éstas no cumplen ciertos estándares de calidad que dicen relación con la rendición de cuentas”, comenta Víctor Orellana, Trabajador Social que actualmente hace una de sus tesis sobre los voluntariados en Chile.
Víctor es enfático al decir que no importa que los voluntarios “sean solidarios, que les indigne la injusticia social o que les de pena”, pues si el voluntariado no se traduce en formas concretas de hacer y de medir ese hacer, lo único que queda es una intervención testimonial, es decir, “el papel aguanta todo”.
Según este Trabajador Social, la mayoría de las intervenciones en Chile cuentan con una ausencia de derecho de las personas intervenidas. “Los que reciben esta oferta de los voluntariados, son mas objetos de caridad que objetos de justicia y más objetos de entrega que objetos de derecho”, comenta Víctor. Agrega que si se pensara primero en los derechos de los individuos, en lo que realmente merecen como seres humanos, lo voluntariados dejarían de trabajar en soluciones parche.
Para Víctor, en Chile existe la clásica visión de que la sola existencia del voluntariado es en sí misma una virtud. Que el sólo hecho de ser universitario y destinar unas horas a la semana ya es bueno. Sin embargo, según él, si esas horas no se traducen en trabajo realmente de calidad, a las internas no les va a quedar nada. “A la gente no le sirven las cosas [sólo] con intención”, señala.


Balances internos
A pesar de todas las críticas que puedan recibir los chicos de Calcuta UC, o cualquier tipo de voluntariado, los voluntarios de los talleres y los coordinadores de este grupo saben que lo que están haciendo tiene un objetivo alternativo a los resultados tangibles o mesurables. “Con el tiempo nos hemos puesto objetivos menos ambiciosos”, afirma Nieves Edwards. “Porque desde una perspectiva social lo que nosotros podemos hacer en términos de reinserción, es muy poco… Al final decimos que nuestro objetivo primero era acompañar, animar, ser sus amigos, hacer que el tiempo que pasan en la cárcel no sea tan degenerativo para ellos [y ellas], poder ayudarlos y, en lo posible, pero ya como un objetivo secundario, darles herramientas y prepararlos para que la reinserción sea mas fácil”, continúa la coordinadora.
Bajo este supuesto, los objetivos de Calcuta UC se cumplen en la medida que las internas se sientan felices con los talleres, les gusten y consideren que les sirven. Pilar Valenzuela, una de las voluntarias que trabaja con las imputadas en el taller de autoayuda, declara que ha notado un cambio de actitud de sus alumnas hacia los talleres. Cuenta que al principio, las internas no sabían de qué se trataba lo que hacían, pero que ahora ya saben que van todos los martes y que se preocupan de asistir y participar.
La Directora del Liceo Santa María Eufrasia considera que Calcuta UC ha hecho un excelente trabajo con las alumnas y ha demostrado ser un gran apoyo para “La Escuela”. “Este Liceo cuenta con muy poco personal y con lo heterogéneas que son las alumnas, en cuanto a edad y conocimiento, hacer una clase se complica”, señala Yolanda Abarca, directora del establecimiento. “Ellos nos ayudan a nivelarlas”, afirmó.
Según la misma directora, estos chicos voluntarios tienen ángel: “Tienen un carisma especial: tienen llegada, son jóvenes dispuestos y respetuosos. Aquí, son muy queridos”. Muchas personas dentro de la cárcel, tanto asistentes como reclusas, piensan que el hecho de que los jóvenes quieran estar ahí, ya es importante y eso, según dicen, se rescata de la juventud. “A pesar de que están estudiando dejan espacio para esto, cuando nadie quiere nada con las reclusas. Ellos se dan el tiempo para venir y aportar algo”, señaló la directora, agradeciendo el trabajo que realizan los jóvenes en la cárcel.


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19 de octubre de 2007

¡Primicia de primicias!

¡Sí! llegó el momento. La Fran estrenó, via Zona de Contacto, su nuevo video: Muerdete la Lengua.
Mas emoción. Está buenísimo. A ver si me encuentran en él. O a mi lengua. Y a la Dani jejeje.
Todo el esfuerzo de la grabación, que duró un día entero (maratónico), valió totalmente la pena.
Felicitaciones a todo el equipo, a la Fran, a la banda, que sale bkn, ¡y al perro! que pucha que costó que lamiera a la Fran.
Disfruten. Acá estamos con la Dani (derecha) y la Fran (al medio) en el video. ¡Que lengua!, cierto?

18 de octubre de 2007

LA FAMILIA SECRETA

Ejercicio de Narración escrita: Detalles.

Solitario en un rincón, Ricardo se mantiene firme en su puesto de conserje. Durante la jornada de trabajo lo que más le sobra es tiempo para recordar e imaginar. Sobretodo ahora que está pronto a reunirse con su familia después de un año. Una reunión que lo espera con comida, baile y, de seguro, un regalo sorpresa.

Son las 8:30 de la mañana y Ricardo Denis ya va en su segundo té. Ha pasado una hora desde que entró a trabajar al edificio de Providencia donde es conserje. El jefe. Un termo y un tazón azul con mango negro, de esos para camping o para llevar líquidos calientes, acompañan a un sinnúmero de papeles en el mesón de la entrada. Está sentado, como todos los días, saludando a todo aquel que diga buenos días mientras abre la puerta del estacionamiento subterráneo.

Detrás de su silla, en un estante donde se dejan las cuentas de cada departamento, una planta a maltraer y una foto adornan el frío espacio. El marco de la foto es dorado con líneas negras y dentro de él se ve una fotografía con el único acompañante de Ricardo hasta hace un mes: el finado gato del edificio, quien permitía al solitario conserje que las mañanas pasaran más rápido.
Ricardo Denis es oriundo de Santa Juana, un pueblo muy pobre en la octava región. Su padre murió cuando él tenía 10 años y como ya no había nadie que lo obligara a ir al colegio, lo dejó. Llegó hasta cuarto básico. No se puso a trabajar de inmediato porque ayudó a su madre a cuidar a sus hermanos pequeños. Él es el séptimo de una camada de 12: Rosa, Segundo Oscar (como su papá), Alicia, Mario, Anita, Daniel, Margarita, Ricardo, María Angélica, Jorge, Ylsen y Pabla.
La vida lo trajo a Santiago. Hoy está casado y es padre de una niña llamada Pabla, al igual que su hermana menor. Sin embargo, antes de venirse, Ricardo dejó parte de su familia atrás. Su madre y algunos hermanos se quedaron en el sur y otros, como él, partieron con su propio rumbo. Así, cuenta Ricardo, “la familia se fue dispersando”.
Sin embargo, por estos días Ricardo recuerda a su familia como nunca en el año. El próximo 21 de noviembre el familión se reunirá en la casa de uno de sus hermanos para verse y recordar viejos tiempos. “Se va a juntar la ‘familia secreta’. Lo hacemos todos los años”, sonríe y deja entrever la pérdida de su primer molar izquierdo superior. Ricardo se ve contento y emocionado. Pareciera que tanta alegría no puede expresarse ni salir de su empaquetado ser dado el traje oscuro que lleva puesto. Su camisa blanca radiante y la corbata azul son demasiado formales para el ambiente de fiesta que refleja su cara.
“Mi hermana mayor es la que organiza”, cuenta el conserje. Se detiene un momento, pues ve que llega una de las arrendatarias. Le pasa una cuenta y vuelve. “Después de que mi madre murió, todo lo que pasa en la familia pasa donde ella”, continuó Ricardo. En estas ocasiones se preparan coctails, parrilladas y adornos. Se arreglan las casas y se cocina lo mejor. Para la última comida incluso todos los hombres fueron vestidos iguales: pantalón negro y camisa roja. “Tenemos que vernos todos topísimos. Nadie quiere quedar en menos”, cuenta soltando una risotada.
Lo mas entretenido de la fiesta es la parte del secreto. Cada hermano debe comprar un regalo para alguno de los 11 restantes y sus respectivas parejas. Se aceptan de $3.000 hacia arriba. Para que no haya problemas, obvio. Cuando llega el momento del show, Rosa, la hermana mayor, llena una bolsa con todos los apellidos de los matrimonios y saca de a un papelito para la entrega de los regalos. Y sorpresa: abrazos y alegría acumulada durante un año se reparten junto a la entrega del modesto presente. “Después tenemos cena, baile, de todo. Muy bonito. Es que esto no se ve en todas las familias”, confiesa Ricardo como adueñándose del invento del amigo secreto.
En total, son 30 personas las que asisten a la reunión familiar, pero siempre aparecen agregados como pololos o guaguas. Este año, los 30 y tantos se van para Quilicura a la casa Jorge, que además es vecino de Ricardo. “Mi hermano ya no halla qué arreglar (en su casa)”, cuenta mientras aprieta nuevamente el botón del portón eléctrico.
Dado que los hermanos están repartidos por todo Chile, el momento del sorteo de la casa sede del año siguiente pone a todos nerviosos de emoción. “Ojalá saliera una de mis hermanas que vive en Los Ángeles, para que partiéramos todos para allá”, dice añorando que verdaderamente pasara. Es que quieren andar todos juntos, recorrer, donde sea que los lleve la vida.
Encerrado entre las murallas y un mesón de cemento que delimita la conserjería, Ricardo se cruza de brazos haciendo un balance de su ‘familia secreta’: “No lo hacemos por los regalos ni la comida. Lo hacemos por juntarnos”. Es el espíritu con el que se reúnen el que llena el corazón de Ricardo. Y es ese mismo espíritu, que guarda de un año a otro, el que lo mantiene vivo en las largas jornadas de trabajo que realiza, siempre sentado, en el edificio. Apretar botones y contestar el citófono son las actividades más emocionantes que podría llegar a realizar. Pero ahora que se está preparando para la junta del 21, tiene cosas más entretenidas que hacer: imaginar.


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17 de octubre de 2007

ESTACIONAMIENTOS EN SAN JOAQUÍN

Pero, ¿por qué pagar?
Después de un mes de rumores, el momento ha llegado: los estacionamientos pagados en el campus San Joaquín son una realidad. A la matrícula, que ya es cara, se le sumará un nuevo cobro mientras los estudiantes se preguntan si les van a sacar los 2 ojos de una vez.
Por Francisca Vergara y Mariana Valenzuela

La incertidumbre se ha apoderado de los bolsillos de los estudiantes debido a que el pasado 4 de octubre comenzó la marcha blanca en el cobro de los estacionamientos en San Joaquín.
El mayor problema esta siendo la desinformación, ya que nadie sabe cuanto le van a cobrar y, lo más importante, para qué se usarán los excedentes de la plata recaudada.
¿Qué dice la Universidad? Simple: que este proyecto pretende "ordenar eficientemente el uso de un bien escaso", es decir, los estacionamientos. Por otro lado, éstos ayudarían a despejar el paisaje del campus que hoy está saturado de automóviles.
El dinero que se recaude, servirá para financiar lo que se gastó en la infraestructura del proyecto y además, realizar otros proyectos en beneficio de nosotros, los alumnos.
Pero, ¿cuales son esos beneficios? ¿por qué se cobrarán $550 pesos? Nadie lo sabe. Ni siquiera a la FEUC le han respondido.
Desde principios de este año, la Federación se ha estado reuniendo con los responsables del proyecto para conocer los fundamentos técnicos del mismo. En otras palabras, han querido informarse sobre cuáles serán los reales beneficios al estar pagando esa cantidad de dinero y cuál es la justificación del pago.
Fernando Zavala, Presidente de la Federación de Estudiantes, señala que para recuperar lo que la Universidad ha invertido en infraestructura no es necesario cobrar $550. Según él, si se cobra menos de $550 se podría, de igual manera, recuperar la inversión en un plazo de incluso 8 a 10 años. Es decir, el cobro, hasta elmomento, no se justificaría, sobre todo porque no todos los estudiantes que usan los estacionamientos tienen $10 mil para pagar mensualmente.
Lo que la FEUC pide es que se transparenten los estudios que avalan el plan, que se transparente el esquema de costos y por qué se quiere cobrar $550. En resumidas cuentas, que se llegue a una tarifa justa, realmente adecuada a la realidad delos estudiantes. Y es que hay estudiantes que por ejemplo, se ven obligados a ir en auto porque viven lejos o las micros les quedan a trasmano.

Publicado en Revista Mosaico número 8, 18 de octubre del 2007.


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13 de octubre de 2007

GENERACIÓN CAPITÁN PLANETA

El mes de septiembre, el Parque Metropolitano fue el epicentro de la última cruzada ecológica masiva del país. Se celebró el Festival de la Basura, que reunió a cientos de jóvenes para limpiar el corazón de Santiago. Ésta es una de las muchas actividades en las que estudiantes y nuevos profesionales pueden demostrar preocupación por el medioambiente. Más que ser una moda, este impulso verde pretende educar y crear conciencia por un Chile más limpio.
Por Mariana Valenzuela S.

Toda la basura que hay en Santiago ocuparía el espacio equivalente a 2.000 canchas de fútbol. El 80% de ellas son escombros y el resto se divide entre residuos tóxicos, domésticos, industriales y urbanos. Estas cifras se han convertido en los escudos de batalla de más de un joven preocupado por el medioambiente. Porque una tonelada de papel evita cortar 17 árboles y, para estos chicos cada centímetro de tierra cuenta. Cada kilo de latas de aluminio.
Uno de ellos es Gonzalo López o ‘Basurín’, quien a sus 35 años se ha convertido en un modelo a seguir para muchos quienes son parte de esta cruzada ambientalista. Después de estudiar un poco de ecoturismo se dio cuenta de que Chile estaba literalmente hasta el cuello de basura, así que compró una camioneta y se puso a recogerla.
Lo que comenzó como una idea, hoy es un proyecto llamado “Plan Bicentenario limpio”, creado por la Unidad Nacional de Integración y Desarrollo Geográfico (UNIDG), que busca crear conciencia, tanto dentro como fuera del país, de la necesidad de preservar limpios y libres de contaminación los espacios públicos y de esparcimiento en Chile. Su meta es poder gritar: ¡Viva Chile sin Mierda! para el 2010.
Una de las actividades que forma parte de este proyecto es el Festival de la Basura. Este se realiza en distintas partes del país, pero este mes tuvo como sede el Parque Metropolitano en Santiago. El sábado 29 de Septiembre 600 voluntarios se reunieron a los pies del cerro San Cristóbal para llevar a cabo la recolección de basura que duraría toda la jornada. Dividida en 4 grupos de trabajo, la actividad contó con la recolección de colillas de cigarro en los miradores, la organización del festival cultural, la recolección de basura en la subida del cerro y la extracción de residuos de un vertedero ilegal en un sector atrás de la Virgen.

Ecoviandantes: o andantes por la vía ecológica, son personas que han participado en algún festival de la basura.

El mayor grupo de voluntarios o ecoviandantes lo constituyeron jóvenes universitarios, de educación media y básica. Con poleras distintivas, mascarillas, guantes y palas, alumnos de diversos colegios de la capital y grupos scout como “El Canelo”, de Pudahuel Sur, participaron en el sector del basural ilegal. Durante 4 horas, tanto alumnos como profesores, recogieron todo tipo de desechos. El calor, el olor y el polvo no fueron impedimento para que alrededor de 100 jóvenes de este grupo participara activamente durante la jornada. Finalmente fueron ellos quienes quedaron más contentos con la iniciativa. “(El día) estuvo muy entretenido y fue llenador saber que limpiamos el cerro. Espero que el próximo año se haga nuevamente”, expresó un feliz Erison después de participar en la recolección de basura.
A pesar de que el nombre del proyecto puede confundir, el Plan Bicentenario Limpio no tiene nada que ver con el plan Bicentenario del Gobierno. La iniciativa de agregarle la palabra ‘limpio’ fue para crear aún más impacto con la idea. “Todos hablaban del país en desarrollo, del Bicentenario y no han empezado por casa. De qué país en desarrollo estamos hablando si cada día se esta ensuciando más”, señaló enfático López.
Los organizadores del Festival declaran que es un evento que funciona de manera totalmente independiente: no recibe fondos del Gobierno, sino donaciones y siempre tratan de hacer canjes con empresas que puedan darles agua, bolsas de basura, sacos, palas y carretillas.
La actividad de la que están más orgullosos como equipo es Caldera y Bahía Inglesa. Durante 3 años lograron limpiar la zona, sus playas e incluso el fondo marino con ayuda de la Armada. “Ahora hay un cambio cultural completo. Tú ahora vas a Bahía Inglesa y ya no ves la cantidad de basura que había antes”, cuenta Gonzalo dentro de un furgón del Parque Metropolitano que sirvió como transporte logístico durante el día.

La próxima actividad en la capital esta agendada para el 2008, donde esperan reunir 60.000 personas. La Unidg llamará a toda la población a limpiar completamente la ciudad. Así, Santiago se limpiará a sí mismo.

Tal como en el Festival de la Basura, en la Universidad Católica existe un grupo de estudiantes que tuvo una iniciativa igualmente ecológica: reciclar en su campus. El proyecto se llamó Recicla UC y en septiembre cumplió un año de vida. Su misión es promocionar la conciencia pro reciclaje de basura en la comunidad universitaria y sensibilizar sobre la responsabilidad social e impacto personal que se tiene en el medio ambiente. “La basura es un tema ciego. Todo el mundo llega y tira. Nadie tiene idea a donde va ni se preocupa. Nadie se hace responsable”, señaló Montserrat Lara, estudiante de Biología y coordinadora de Recicla UC. “Nosotros queremos que la gente piense un poco y adquiera conciencia”, recalcó.
Por medio de gigantes tarros de basura separados por colores, los estudiantes de San Joaquín pueden identificar los puntos de reciclaje. Todos los envases de las bebidas y las pruebas con malas notas pueden ir más allá que ‘a la basura’ si se decide ayudar. Cartón y papel, aluminio, plástico y vidrio son los materiales con los que se puede aportar a esta cruzada medioambientalista. Y no cuesta nada, sólo hay que encontrar los contenedores en el sector de Ingeniería.
La acogida que ha tenido este proyecto dentro de la comunidad estudiantil, según sus propios coordinadores, ha sido increíble. “Durante los primeros 3 meses los resultados sobrepasaron nuestras estimaciones. En San Joaquín se recicló tres veces más de lo que nosotros teníamos calculado”, recalcó la estudiante.
Tanto el Festival de la Basura como Recicla UC, más que ser ideas que nacieron de una moda pro medioambiente, son proyectos que quieren convertirse en lideres de conciencia que permitan a un nivel macro informar y educar sobre cómo ayudar al planeta. No se trata sólo de recoger basura y llevarla a sectores de acopio, sino de “informarse y hacerse cargo”.
Así como Recicla UC quiere que el proyecto se expanda a todos los campus, Gonzalo López espera que el próximo año todo Santiago se presente a recoger basura. Y a pesar de que su meta pueda sonar algo utópica, la verdad es que cada día más jóvenes se están sumando a esta nueva impulso que no sólo vive Chile, sino el mundo: aquel que pretende hacer del planeta un lugar limpio para vivir. “La entrega hecha por los jóvenes de nuestro país es muestra de que sí se puede ser parte de la solución que el planeta necesita”, señaló Silvio Pérez, quien participó en el Festival de la Basura y se convirtió en un ecoviandante más del movimiento verde que está remeciendo a los jóvenes chilenos.

Agua sí, oro no: El Movimiento No a Pascualama, integrado principalmente por jóvenes, busca detener que la empresa Barrick Gold se apodere de los glaciares Toro I, Toro II y Esperanza en la región del Huasco. Especial para quienes no tienen miedo a decir NO al Gobierno. Próxima actividad: marcha el 27 de octubre.

Que no te bote la ola: Proplaya congrega a jóvenes surfistas y a quienes aman el mar. Su objetivo es preservar el océano y las playas limpias. Su mayor cruzada es contra Celco. Si amas bañarte sin encontrar sorpresas, este es tu grupo.

Hablemos ballenezco: Greenpeace está intentando que las empresas japonesas dejen de cazar ballenas en la costa austral de nuestro país. Si te encantan los animales y quieres hacer algo por ellos, consulta sobre las actividades en www.greenpeace.com/chile.



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9 de octubre de 2007

Yoga me supera

No se si soy yo, pero el taller de yoga en el que me metí... no va conmigo. Les juro que yo me metí con la mejor intención de hacer algo distinto (sobre todo ejercicio), pero estando ya adentro me di cuenta que el yoga va mucho más allá del saludo al Sol. El profe nos hace una shuper Meditación Activa que me vuelve loca. 15 minutos de temblores corporales, 15 de baile libre o expresión corporal, después otros de escuchar y por último otros 15 de relajamiento en el suelo.

Yo no tengo problema en estar echada, pero temblar no es mi estilo. Menos bailar como... un mono.

Amo los ejercicios, pero por favor profesor no me haga hablar en lenguas extrañas! y eso que ya las tengo medias incorporadas...

"Libérense del cuerpo", "aqui no existe el tiempo", "de a poco comiencen a sentir los latidos de su corazón" son las frases con las que empiezo mi semana, cada lunes a las 10. Shuper loco, no?

3 de octubre de 2007

Soy una víctima más

Mi amigo noruego es el culpable de todo. Gracias a él fue que accedí. Y en algun grado me arrepiento. Pero en otro no. Porque los resultados son mejores que la verguenza que implica.

Despues de alegarle a Alex, un gringo que vivió en mi casa, que sólo los anormales tenían Facebook y que en Chile no era popular, hoy puedo comerme mi mierda. Caí. Y me siento mal. Porque me inscribí en la tontera.

Lo buenísimo de esta cosa, que todavía no se para que sirve en realidad (si alguien me quiere explicar, sería estupendo) es que pude contactarme con mis amigas gringas, Sarah y Maggie. Las conocí también durante mi intercambio en Estados Unidos donde eramos compañeras de colegio. Me puse muy feliz al darme cuenta que iba a poder retomar viejas amistades.

Por ahora, ya soy parte del grupo PUC Chile y tengo un posteo en mi wall (que tampoco se para que es). La cosa es que me sirvió. Logró su objetivo. Ahora tengo otra página más para visitar en momentos de ocio (como este).