30 de noviembre de 2007

Entrevista a Patricio Guzmán:

El recreo después de 11 años

Menos documentales, bajos salarios, cuatro días de Festival y pocos invitados. Eso significó para Patricio Guzmán la baja de 10 millones de pesos que realizó el Fondo Nacional de la Cultura y las Artes al Festival de Documentales de Santiago (Fidocs) de este año. Una baja que lo llevó también a renunciar a su cargo como Director, pero que, sin embargo, no lo alejará de su musa inspiradora: Chile.
Por Mariana Valenzuela

Patricio Guzmán no quiere desgastarse más ni andar corriendo. A pesar de que este año se presentó uno de los mejores festivales de la serie del Fidocs, el realizador chileno-español quiere dejar de lado por un tiempo esta actividad que lo mantuvo amarrado a Chile por 11 años. Su relajada pero seria mirada esconde, tal vez, años de esfuerzo por intentar que el documental se posicionara en Chile. Años de viajes y de lobbies que acabaron el pasado sábado 24 de noviembre cuando Guzmán le dijo adiós al Directorio del Festival.

― ¿Cuál es la razón principal de su renuncia al Fidocs?
― Renuncié porque el Fondart nos quitó 10 millones [del dinero que nos daban] y ya con los 30 que teníamos funcionábamos mal. Nunca alcanzaba para todo y siempre nos proponíamos cosas que no podíamos hacer. Nunca salíamos de esa especie de impasse: ni crecer ni desaparecer. Y sobretodo renuncié porque, una vez que se terminaba el Festival, todo el mundo se dispersaba, cada uno se iba para su lado. Volver a remontarlo es un esfuerzo, año tras año. Cada vez que yo me dirigía a la gente del Festival, en épocas que no correspondían al Festival, era como si no existiera nada.
En Chile, hay una tendencia a preparar las cosas con muy poca anticipación, a trabajar como loco en la noche, de madrugada. Las cosas salen, pero a un alto costo físico. No podía continuar con este ritmo desenfrenado. Yo vivo en un mundo completamente diferente y eso cae mal aquí, porque da la impresión de que soy muy rígido o pido cosas imposibles.

― ¿Se aburrió de la metodología de trabajo?
― Un poco, sí. Pero en esa metodología me incluyo yo. También soy responsable por el hecho de no vivir en Chile. Es completamente anecdótico que yo haya podido dirigir durante 11 años un festival viviendo a 12 mil kilómetros de distancia. Algún día tenía que hacer crisis.

― ¿Qué razones dio el Fondart para reducir el monto?
― Nunca dan razones. Te dicen ‘se atrasaron en dar el último informe’, ‘el informe fue rechazado porque había facturas que no correspondían’. Cuestiones de procedimiento, de reglamento, de administración…

― Burocracia…
― Claro, y encuentro que también es importante cumplir con esos requisitos. Pero durante 11 años hemos entregado al público un trabajo documental único y no entiendo por qué, si un año el Jefe Técnico (Rodrigo Arellano el año pasado) falló en algunas cuestiones de rendición, se nos va a castigar a todo el resto con 10 millones menos. Eso es un régimen escolar, como cuando se castiga a un niño.

― Según usted, ¿cómo funcionaría bien el Fidocs?
― Yo no sé si aquí existe la figura de pagarle a una persona continuadamente durante todo un año, para que se encargue del Fidocs durante los 12 meses. Así se podría. Porque hay muchas actividades que se pueden hacer, sobretodo en provincia, si las películas estuvieran en un cajón y una persona viajara con ellas.

El ojo critico
Exiliado a los 32 años, Patricio Guzmán tuvo la oportunidad de experimentar el mundo audiovisual desde una perspectiva europea. Aquello permite que hoy, el mayor documentalista chileno pueda mirar, comparar y criticar el país donde inició su carrera como documentalista.

― ¿Siente que esté mejorando la calidad de los trabajos audiovisuales chilenos?
― Están mejor. En la ficción y en el documental también. Pero ocurre que no hay dónde darlos. La televisión chilena no pasa documentales chilenos ni pasa documentales problemáticos, con crítica, de los mapuches… la memoria histórica. Si tocas a un prócer de la patria, de la Iglesia o de la homosexualidad, se mueren de susto. Esos temas que son comunes en otros países, tú los tocas aquí y parece que encendieras la mecha de una bomba. Eso hace que el documental no encuentre su espacio en la televisión. Hay un grupo de realizadores buenos, cada vez mejores, pero ninguna película se puede mostrar en ninguna parte.

― Sin embargo, lo que pasa en otros países es lo contrario. Esos temas sí llaman la atención, en Francia sí llevan gente a las salas. ¿Estamos atrasados los chilenos?
― Sí. El público documental es un trabajo de hormiga. Si tú presentas 20 películas muy buenas aún así la gente no sabe de qué se tratan. Por el director no se pueden guiar y como no hay actores, tampoco. Entonces, es un trabajo de ladrillo tras ladrillo. Si a un pequeño público tú le presentas un documental y les haces saborearlo, ese va llamando a otro y a otro y, al cabo de 10 años, tienes un público. [En Chile] nosotros tenemos uno, pero es pequeño, de 30 personas por función.

― ¿Cuál es, entonces, la expectativa de un documentalista chileno? ¿Salir de Chile o quedarse acá y luchar contra la marea?
― Buena pregunta (reflexiona). Yo creo que es mejor quedarse porque hay que construir aquí una red, terminar ganándole a la corriente. Hay que luchar por el documental aquí dentro y, por su puesto, si ganas premios fuera, tanto mejor.

― Ser profeta en su tierra. Cosa difícil…
― Sí. Mira, ninguna película mía se ha pasado por la televisión [chilena]. Nunca, nunca. Y yo tengo 12 películas que van de La batalla de Chile hasta Mi Julio Verne y algunas de ellas son completamente apolíticas, como Madrid, [Isla de] Robinson Crusoe, Mi Julio Verne y tampoco las han comprado.

― ¿Siente que hay un estigma en Chile con sus documentales?
― No, no me siento estigmatizado, pero de alguna manera veo que algo pasa. Les caigo mal, pensarán que vivo fuera y que tengo mucho dinero…no lo sé. Además mi temática principal es Chile y va a seguir siendo Chile.

― Es irónico…
― Sí, eso no tiene explicación. Esa es una falla del Estado con un artista. Así como hay un montón de otros artistas que nunca fueron reconocidos.

― ¿Le cuesta volver a Chile con su trabajo? ¿Hay feedback?
― Mmm… (duda). Sí, claro que hay. Si la gente con [Salvador] Allende llenó las salas. Además que el Festival me permitió estrenar todas mis películas porque si no, tampoco se hubieran estrenado. Se pasó Allende, [El caso] Pinochet, La memoria obstinada. Todas se presentaron en el Festival. Yo me decía muchas veces ‘para que mis películas se vean en Chile hay que organizar un Festival’, si no, nadie te las muestra (risas).

― ¿Está buscando un sucesor que ocupe su cargo en el Festival?
― No, lo que queremos hacer es formar un grupo y que ese grupo se rote en el Directorio. Eso es muy útil, porque cuando el Director es fijo el trabajo se lo dan sólo a él. En cambio, si se rota, todos van adiestrándose y nadie se puede quedar dormido. Como yo hice 11 años la dirección, ahora a lo mejor me doy un recreo (ríe).

― ¿Le gustaría volver a ser parte del Directorio?
― Me gustaría ayudar, en lo que venga. Pero no dirigir, porque quién lo haga tiene que ser una persona de aquí.

― ¿Tiene algún otro proyecto en mente?
― Estoy trabajando en una película sobre Chile, el Chile actual. Me está costando encontrar dinero porque me dicen que haga una película de Afganistán, de Irán, de la guerra israelí-palestina, de los conflictos que hay hoy día y no otra vez sobre Chile. Los franceses me dicen ‘¿de nuevo Chile?’. El tema periodístico nunca me ha calentado demasiado, pero hay muchos jóvenes dispuestos a meterse en el frente de combate. Son temas muy de corresponsal de guerra. Pero hay otros temas que me atraen mucho, como la temática española.

― ¿Próximos planes?
Me voy muy pronto, el domingo [2 de diciembre]. Pero esta semana tenemos otro Fidocs. Es bien paradojal porque [este año] teníamos menos plata y en Rancagua un documentalista, Hernán Castro, se consiguió dinero en la Municipalidad para mostrar las películas en un cine. Y en Valparaíso también. Los documentales se van a exhibir en una sala universitaria gracias a Cristóbal Vicente. Imagínate. A pulso y completamente gratuito. Una labor de pura amistad. Si nos querían eliminar, hemos crecido en la crisis.


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27 de noviembre de 2007

Día de la Música en el Parque O'Higgins

Muy entretenido. Demasiada gente, pero era gratis. Tuve la oportunidad la ver a La Floripondio, Matorral, Silvestre y a la Fran Valenzuela. Bueno, bueno.

Ahora, los invito a todos a votar para que la Fran logre estar entre los 10 más pedidos de MTV.

¡A Votar!

16 de noviembre de 2007

EL TEJE Y MANEJE DE LOS NUEVOS DISEÑADORES

Empezaron por gusto y tiempo después lo convirtieron en negocio. A grandes pasos, un grupo de jóvenes diseñadores se está haciendo un espacio en el precario mundo de la moda chilena. Por medio de hilos, telas y máquinas de coser, los nuevos hijos de la vanguardia nacional presentan interesantes y atrevidas colecciones, que no pretenden desaparecer en el intento por entrar al mercado.
Por Mariana Valenzuela S.


En la galería Drugstore se respira un aire a juventud. Hace un tiempo se ha convertido en el centro de encuentro de más de un joven cansado de los malls. Tiendas, chicas y grandes, restaurantes y librerías rodean este ambiente. Y es aquí donde comenzaron a jugar y a mostrar las primeras puntadas los nuevos diseñadores de vestuario chilenos. A convertirse de tímidos costureros a grandes emprendedores.
Egresados de diseño y diseño de vestuario, varios jóvenes se han atrevido a llevar su vocación al área comercial. Ya sea a través de tiendas en lugares específicos o por medio de revistas, muchos de los nuevos diseñadores se han dado a conocer. Sin embargo, no siempre se parte de un proyecto que venda. “Nunca me lo planteé como un business”, cuenta Pola Thompson, dueña y diseñadora de Pituqui-Pinaqui. Esta marca, que ya lleva 6 años en el mercado, partió como algo distinto a un negocio hecho y derecho. “No lo hice para hacerme rica. Es algo más bien para mantener la cosa creativa viva”, comenta la diseñadora. Y para el bien de ella, hoy la marca es uno de sus sustentos.
Como Pola, hay varios diseñadores que han logrado tener sus propias tiendas después de esfuerzo, lucha y mucha dedicación. Marcas como Parentesys, del diseñador Patricio Soto, y Garbo, de Gabriela Pinto, ya son nombres que suenan en el entorno del Parque Forestal. Como un barrio emergente tanto en gastronomía como en moda, el sector del Bellas Artes se ha transformado en una de las cunas para estos diseñadores.
En Providencia, junto a Pola, se puede encontrar MO. Esta marca pertenece a Magdalena Olazábal, quien lleva también varios años entre hilos y telas. Su tienda es más grande y se nota un ambiente y gusto más serios. Dedicada a hacer ropa para hombres con ganas de vestir distinto y con estilo, su objetivo es ofrecer una alternativa a lo ya repetido en vestuario masculino.

Juntos se hace la fuerza
Por otro lado hay grupo de diseñadores que, no confiando 100% en el mercado y careciendo del capital para desarrollarse solo, partió de a poco. A muchos les lleva tiempo poder llegar a tener su propia tienda. “Mis papás nunca me auspiciarían”, cuenta Gabriel López, diseñador de la tienda Antibalas, ubicada en el Drugstore de Providencia.
Según la dueña de Antibalas, Monique Arentsen, el negocio no es rentable. “Recién está empezando a serlo”, agrega. En su tienda, la diseñadora reúne entre 7 y 8 jóvenes diseñadores que no tienen la posibilidad de tener una tienda para mostrar o vender sus trabajos. Ella, mediante un acuerdo de venta a consignación, permite que tanto Gabriel como otros diseñadores vendan sus colecciones. Esto, obviamente dejándose un margen de ganancia del 50%, lo que obliga a los diseñadores a doblar el precio que piden por sus prendas, haciéndolas menos asequibles. Por una polera, por ejemplo, los diseñadores piden $10.000, pero debido a la consignación cuesta $20.000. Un precio bastante más caro de lo que se puede encontrar en una tienda por departamento.
Para Monique lo más importante en el mundo del diseño es mantenerse en lo que a uno le gusta hacer y no ‘venderse’. “Los grandes almacenes te chupan todo porque traen cosas baratas y bonitas. Entonces tienes que pelear por tener tu público”, señala. Agrega que en Chile hay poca cultura de moda y vestuario: “Es triste y penoso ver la poca cultura que hay. La gente no se atreve a probar cosas nuevas. Son los extranjeros los que aprecian nuestro trabajo, no los chilenos”.

Los nuevos mecenas
A partir del boom de diseñadores de vestuario, han aparecido algunas instancias que permiten que jóvenes que antes no podían mostrar sus creaciones ni venderlas, puedan hacerlo sin problema. Una de estas iniciativas hoy reúne a cientos de personas y es reconocida como la Feria de Nuevas Tendencias (FNT) en el Galpon 9 de Bellavista. Con 3 años organizándola, su creador, Manuel Rojas ha sido uno de los grandes impulsores del movimiento de diseñadores.
En la Feria, que tiene fijada como próxima fecha el 18 de noviembre, se reúnen alrededor de 40 artistas que exhiben, realizan contactos y comercializan sus creaciones. "El objetivo es “abrir un espacio de diseñadores nuevos que no necesariamente hagan alta costura. Es un espacio comercial y de muestra para empresarios y, más que todo, para microempresarios”, comenta. En ella se puede encontrar de todo: ropa intervenida, platería, accesorios, zapatos, trabajos en crochet y hasta una persona que vende géneros.
La FNT nació de otra iniciativa en pro del desarrollo de la moda. Antes que la Feria partiera, Rojas estaba ligado al Encuentro de Moda Independiente en el cual se realizan desfiles con las colecciones de los jóvenes modistos. En ese momento los desfiles sirvieron también a los nuevos talentos como una plataforma más, permitiéndoles hacerse conocidos y convertirse en marcas establecidas. Así fue como les tocó a las marcas Pituqui-Pinaqui y Pez.
Gabriel López participó alguna vez en las Ferias de Nuevas Tendencias. Sin embargo, ya no lo hace. “Se chacrearon. Ahora son super seguidas y la gente va a pasear, no a comprar”, sentencia. Monique Arentsen piensa lo mismo. “De repente te encuentras con cosas feas, puras cositas chicas”, agrega la diseñadora. Según ella, a veces los diseñadores ni siquiera alcanzan a vender lo suficiente como para pagar el puesto. “No conviene”, afirma, apoyando nuevamente su tesis de que en Chile nadie se atreve a comprar cosas distintas. Lo único que Gabriel rescata de la iniciativa es que verdaderamente sirve para realizar contactos, pues consiguió varias clientas gracias a los eventos realizados por Rojas.
A pesar de las críticas que pueda recibir la FNT, fuera de Santiago se ha considerado como una excelente alternativa para apoyar el diseño. En Valparaíso, específicamente bajo el nombre de Feria de Diseño de Vestuario, muchos nuevos modistos se reúnen a presentar sus trabajos y a vender alguna prenda al igual que en la capital.
Dentro del mismo ambiente de diseño, pero a un nivel más desarrollado se encuentra Pasarela Santiago. Este evento, organizado por Grupo Pampa, presenta 30 diseñadores nacionales, tanto emergentes como consagrados, en una muestra de moda inusual para nuestro país dada su gran envergadura. Uno de los expositores fue Rubén Campos, sin embargo, la diversidad del diseño emergente es quién se lleva toda la atención. Así, escuelas como el Duoc, Inacap y la Universidad del Pacífico mostraron sus últimas colecciones aspirando a ser reconocidos por su trabajo desde novatos.
Las revistas de moda o de tendencias que circulan por nuestro país también han ayudado a que el trabajo de algunos jóvenes sea identificado. Tanto los diseños como la dueña de Pituqui-Pinaqui han tenido la oportunidad de aparecer varias veces en la revista Paula, Blank y Cosas. A Gabriel López también le ha tocado lo suyo: el mes pasado publicaron fotos de su colección en la revista online Milkbox, donde presentó sensuales ejemplares.
A pesar de que el panorama se ve lleno de actividades, todavía los diseñadores que están partiendo no se encuentran en una buena posición. Todos concuerdan en que el trabajo es difícil y deben luchar por mantenerse en lo que les gusta y no caer en sistema de la venta en serie. Ninguno vive del diseño de vestuario. “Si un diseñador quiere sobrevivir tiene que tener un mecenas o un trabajo por otro lado”, cuenta resignadamente Monique. Sin embargo, las alternativas de exposición están y cada vez se están convirtiendo en eventos obligados para los diseñadores. El desafío ahora es de los propios artistas: encontrar su nicho y hacer su negocio rentable para no quedarse con sus pilchas en la casa sin que nadie las vea.


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12 de noviembre de 2007

¡Que nadie se quede en la casa!


Este viernes 16 de Noviembre, todos invitados al Cine Arte Normandie para ver el debut de Muérdete la Lengua de la Fran Valenzuela.

Entradas: $4.000 (pero en verdad cuestan $4.400 por el recargo injusto de Feria Ticket)
Dónde: Tarapaca 1181, Metro Moneda
Hora: 9 de la noche

7 de noviembre de 2007

NADIE SABE PARA QUIÉN TRABAJA

El mejor video, un excelente artículo o una exitosa campaña publicitaria pueden salir de la cabeza de un alumno y, sin embargo, no pertenecerle a éste. La ley de derechos de autor no avala esta afirmación, pero las entidades universitarias sí. Un debate sin resultados claros, sumado a una nebulosa, forman parte de la realidad que rodea a la propiedad intelectual a nivel universitario.
Por Katja Thür y Mariana Valenzuela

Si una persona cualquiera hace un dibujo sobre una servilleta, ésta tendrá, en ese mismo instante, la propiedad intelectual de lo que creó. Así, no importa en qué minuto se le haya ocurrido, con quién haya estado acompañado, el soporte donde lo haya hecho, ni tampoco si lo registró o no. Esa obra es de la persona que la creó y punto.
Siguiendo esta lógica, en el día a día es casi imposible no estar rodeado de algo que no tenga propiedad intelectual. Desde una obra literaria hasta el jabón de la ducha la tienen. Todo lo que implica una creación, tiene propiedad intelectual.
Características de los Derechos de Autor:
- temporales (duran entre 50 y 90 años después de la muerte del autor)
- ilimitados (todo tipo de creación puede tener derecho de autor)
- universales (válidas en todo el mundo)


Dentro de este tipo de propiedad se encuentran los derechos de autor, los cuales se aplican a las obras artísticas que no tienen una función utilitaria, como, por ejemplo, los libros, las pinturas, la música, el cine, las obras periodísticas, entre otras.
Los derechos de autor son instantáneos. Así, al igual como en el dibujo sobre la servilleta, el derecho nace junto con la obra. Este tipo de propiedad intelectual le otorga derechos exclusivos al autor para utilizar o autorizar a que otros hagan uso de sus obras de determinada forma. Este derecho permite a los autores controlar la utilización de sus creaciones e incluso recibir una retribución por su trabajo.
A pesar de que la propiedad intelectual es un tema muy presente en la vida de todos, ésta nunca ha tomado la relevancia que se merece. El derecho a la propiedad del intelecto no es considerado algo básico ni cotidiano. “Hay un desconocimiento enorme respecto al tema de los derechos de autoría en nuestro país”, señala Felipe Schuster, abogado experto en propiedad intelectual y derechos de autor. El tema es algo ambiguo, difícil de someter a las normas rígidas del derecho, puesto que el arte y la creación son en sí algo subjetivo. “Por lo mismo la ley chilena, es muy abierta al respecto”, recalca el abogado.

Navegar por los derechos
Internet es pura información que tiene derechos de autor. Su gran avance ha puesto en el tapete el tema de la propiedad intelectual en el último tiempo. Internet facilita el tránsito de información, donde muchas veces los derechos de autor se pueden ver afectados por plagio o malversación de autoría, lo que hace que el tema se comience a cuestionar.
Asimismo, Internet permite la publicación “casera” de muchas publicaciones gracias a la aparición de nuevas plataformas como Youtube, Blogger y Flickr.

Ley 17.333
“Toda obra intelectual pertenece a su creador (autor) desde el momento mismo en que la crea, sin necesitar de registro alguno, incluso, cuando es otro el que paga la obra”.


A raíz de esta situación, muchos jóvenes han comenzado a preguntarse qué pasa con sus obras dentro de un contexto universitario. Carreras del área artística como publicidad, arquitectura, diseño, periodismo, cine y literatura, han tenido que lidiar con los temas de autoría. Bajo esta frecuente duda, es que muchas universidades en nuestro país, han optado por diversas medidas para solucionar el problema que interesa tanto a alumnos como a las entidades académicas.

El manejo de las universidades
Hace unos meses, en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Mayor se ideó un concurso para presentar proyectos de remodelación de la base de la Antártica Chilena. Un grupo de estudiantes propuso una idea, ganó y ahora realizarán la remodelación bajo su proyecto. El problema que presenta este grupo de estudiantes es que sus nombres no aparecen, sino que la universidad es quién se adjudica todo el crédito y, por supuesto, la autoría del proyecto.
En otras universidades y carreras el panorama no es muy distinto. Sin embargo, hay quiénes se han preocupado de regularlo.
Sebastián Goldsack es el Director de la carrera de Publicidad de la Universidad del Pacífico, donde trabajos y proyectos artísticos son los protagonistas de las jornadas académicas. Goldsack asegura que el fin de la universidad es incentivar el desarrollo profesional de sus alumnos, sin lucrar con los trabajos de éstos. Según el director, la universidad no pretende ser un obstáculo para la realización personal extra curricular de los alumnos. De manera que, supuestamente, cualquiera de éstos podría, si son autores, publicar sus materiales fuera del campo académico.
Sin embargo, los alumnos cuentan otra historia. Catalina Gracia tiene 20 años y entró a estudiar publicidad a esa universidad hace 3 años atrás. Al matricularse, el establecimiento le exigió que firmara un acuerdo en el cual se establecía que todos los trabajos realizados en la universidad con fines académicos le pertenecerían a ésta. En otras palabras, Catalina no “puede” usar los trabajos que ella ha realizado en sus ramos para fines comerciales alternativos a la universidad.
Según el abogado Felipe Schuster, el que Catalina no pueda hacer uso de sus propias creaciones no infringe ningún reglamento. Un previo contrato entre el alumno y la universidad es un complemento válido a una ley privada como lo es la de los derechos de autor. En jerga legal, se estaría hablando de una “cesión de derechos”.
Sin embargo, hay otras entidades académicas como la Universidad Católica que aún sin hacer firmar un “contrato” a los alumnos, no permiten que éstos se queden con los derechos patrimoniales, es decir, puedan hacer uso de ellos. “Los alumnos dentro de la universidad están haciendo una actividad académica. En el proceso de formación les pedimos como universidad que realicen trabajos que son asimilables a un producto comercial o a un producto profesional. Por ende, ese producto es una coproducción entre la universidad y el alumno”, señala José Antonio Soto, profesor de la Facultad de Comunicaciones de la UC y encargado de regular sobre este tema dentro de la Facultad.
Así, según Soto, cualquier cosa que un alumno haga dentro de la actividad académica es propiedad de la universidad. “Pero si tú me dices, ‘yo ocupé mi grabadora, escribí en el computador de mi casa’… no sirve. Porque la tarea fue encomendada por la UC”, señala el profesor. Agrega que el problema incluso llega más lejos: “Si a un estudiante se le ocurren ideas fuera de la universidad y las realiza, bien. Pero si usa infraestructura nuestra, nos pertenece. Si llamas a un profe para comentarle tu idea, también. Y si incluso te llegaras a juntar con un compañero, sería una situación discutible, porque yo no sé si lo haces en calidad de alumno o de amigo”.
Como reacción a lo que plantea Soto, muchos alumnos argumentan que la mensualidad que pagan a la universidad, además de ser alta, no les permite siquiera hacer uso de sus propias creaciones. “Hay alumnos que alegan que pagan demasiada plata para no poder quedarse con nada. La diferencia está en que tú no pagas para quedarte con algo físico, sino que pagas por conocimiento”, argumenta Soto.
Por otro lado, Gonzalo Moreno, estudiante de tercer año de Dirección Audiovisual en la UC, confiesa que la universidad lo delimita: “Nosotros no deberíamos subir los trabajos a Youtube porque por más que seamos los autores, los videos no nos pertenecen”.

Creer a ojos cerrados
Según el abogado Felipe Schuster, muchas universidades hablan sin tener conocimiento del tema. No obstante, éstas creen estar en lo cierto y los alumnos, a su vez, debido a la ignorancia que presentan sobre sus derechos, no desconfían de lo que sus universidades les dicen. Lo cierto en todo esto, según el abogado, es que las entidades académicas se equivocan: “La ley dice claramente que las creaciones pertenecen a sus autores aún cuando sea otro el que lo haya pagado. Da lo mismo si la infraestructura donde lo realizó no era de él, si los materiales no le pertenecían o si alguien lo ayudó: su idea concretada tiene su derecho de autoría”. Schuster agrega que la ley rige siempre y cuando no haya habido ningún trato previo entre las partes, como es el caso de la UC.

Excepciones a la Ley de autoría de derechos
Según la ley 17.333, el que paga la obra es dueño sólo en los siguientes casos:
- obras cinematográficas (le pertenecen a las productoras)
- trabajos periodísticos (le pertenecen a los medios de comunicación)
- obras de funcionarios públicos (le pertenece al Estado)


Es por este motivo que para que no surjan problemas de ambigüedades dentro de la UC, la universidad pretende incluir en el reglamento del alumno que toda actividad que haga el estudiante dentro de la Católica, le pertenecerá a ésta. Aunque Soto asegura que esto está implícitamente dicho en el estatuto estudiantil. “Si tú te pones a revisar la letra chica, está dicho, pero no es tan claro”, explica el profesor.
Bajo esta lógica, si a un estudiante, estando dentro de la universidad se le ocurre la mejor idea de su vida y la quiere comercializar, más vale que espere llegar a su casa para comentarla. De lo contrario no tendrá derecho sobre ésta.

Un éxito fortuito
En el año 2005, cuatro alumnos de Periodismo de la UC publicaron el libro “Trasplantando Vidas” a través de la Editorial Random House. Con más de un año de investigación lograron sacar al mercado un texto que nació a raíz de uno de los últimos ramos de la carrera: periodismo de investigación.
Si se ocupa el argumento que la Universidad Católica usa respecto a los casos de publicación de trabajos encargados por la entidad académica, el libro realizado por el grupo de estudiantes, sería 100% propiedad de la UC. Sin embargo, esto no sucedió así. “Nunca nos cuestionamos los derechos de autor. Siempre asumimos que eran nuestros”, cuenta Guillermina Altomonte, ex-alumna de periodismo UC y coautora de “Trasplantando Vidas”.
A dos años de la publicación, Guillermina recién comienza a reflexionar respecto a sus derechos. El lanzamiento de su libro es un perfecto ejemplo de lo ambiguo y poco claro que es el tema de la propiedad intelectual dentro de la universidad. Hace dos años nadie se cuestionó de quién era el libro, no hubo problema. Sin embargo, hoy, a raíz de la postura frente al tema que está tomando tanto la UC como otras universidades, se podría entrar en un arduo debate.
Lo cierto es que hasta el momento nunca ha habido un juicio que involucre a una universidad y a un alumno, por lo que los resultados de un enfrentamiento de este tipo son desconocidos por todos. El tema de los derechos de autor, tanto a nivel profesional como universitario, aún no está claro ni resuelto. Esto, según Felipe Schuster, responde a la amplitud misma de la ley, la cual, según él, no puede ser de otra manera al intentar regir una materia tan subjetiva como es el arte de la creación.


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EL MEJOR Y MÁS BARATO CARTÓN

Después de egresados de la universidad, muchos jóvenes se preguntan qué pasará con su futuro, si encontrarán trabajo o tendrán un buen sueldo. Sin embargo, hoy cada vez más se hace presente la oportunidad de seguir estudiando a un alto nivel y en el extranjero. Las posibilidades son muchísimas. El único límite lo ponen las ganas que tenga el estudiante de seguir adelante.
Por Mariana Valenzuela S.

Entrar a la universidad es un logro. Mantenerse dentro, uno mayor. Y quizás después de 5 años de carrera lo único que los estudiantes quieren es no saber más de un libro. Sin embargo, hoy muchos estudiantes y profesionales recién egresados optan por seguir sus estudios en el extranjero. Y no en cualquier lugar, sino en las universidades más prestigiosas del mundo, llegando incluso a no pagar un peso.
En Chile, a pesar de que no existen muchas alternativas de seguir con los estudios superiores, ya no es excusa decir que las buenas oportunidades se encuentren en el exterior. Pues gracias a una serie de becas que imparte tanto el Estado como distintas entidades internacionales, los jóvenes pueden acceder a estudios de post-grado fuera del país por medio de una selección donde las capacidades del postulante son las que deciden el futuro.

Cómo andamos por casa
Felipe Moreno es filósofo y profesor de la Universidad Católica hace casi 2 años. El 2002 se fue a Inglaterra con la beca Presidente de la Republica, que entrega el Estado de Chile, a estudiar un magíster en Periodismo y Relaciones Internacionales. Hoy, tras 4 años en Europa, se dedica a impartir clases sobre periodismo y globalización como “pago” al país por lo que el Estado en su momento le entregó.
A través del Ministerio de Planificación (MIDEPLAN), el Estado de Chile imparte la beca Presidente de la República con el objetivo de fortalecer el sector público y aumentar el capital humano de las universidades del país por medio del envío de jóvenes profesionales a diferentes partes del mundo. No importa donde quieran ir, qué quieran estudiar, ni cuanto cueste la mensualidad. Lo importante es que los becarios adquieran nuevos conocimientos en las mejores universidades y puedan después de terminado su magíster o doctorado, aplicar lo aprendido en su país de origen. “Los que ganan la beca promueven el desarrollo del país al volver a Chile”, asegura Carola Maturana, Directora de la Oficina de Becas del MIDEPLAN.

Los criterios de evaluación
Calidad académica.
Experiencia profesional (exceptuando recién egresados).
Consistencia curricular.
Manejo de idioma extranjero.
Calidad y pertinencia del programa que cursará.
Calidad y capacidad del centro académico donde estudiará.
Publicaciones.
Ayudantías.
Actividades extracurriculares destacadas.


Así como bien sabe Felipe, la beca funciona como un trueque: el Estado paga el 100% del post-título y asume algunos gastos extra como salud y libros, a cambio de que el alumno obligatoriamente vuelva a devolverle la mano al país trabajando el doble del período de tiempo que duró su beca en una institución pública o universidad.
Para los jóvenes universitarios o titulados existe un plazo de 2 años a contar del egreso para realizar la postulación. Después de esta fase, la selección de los becarios se realiza a través de una comisión experta conformada por académicos en base a un "curriculum ciego" donde se omite información personal del postulante, como el nombre y el género, para que no haya dudas sobre discriminación o favoritismo.

God bless America
Por otro lado, existe la beca de la Comisión Fulbrigt que ofrece 15 magísteres y 40 doctorados en las mejores universidades de Estados Unidos. Al igual que la Presidente de la República, la beca Fulbright exige excelencia académica a la hora de postular. Ranking de egreso, puntaje PSU, no haber reprobado ramos y tener como promedio mínimo un 5.0 en la universidad son algunos de requisitos que se imponen para adquirirla. Además, se exige la aprobación de exámenes de inglés como el TOEFL, IELTS o ETAPP.
Sin embargo, no todo es notas, pues también se requiere tener un fuerte espíritu cívico, potencial de liderazgo y vocación por el servicio público. “Buscamos líderes. Personas que sean un apoyo para el país”, afirma Karina Sapunar, Directora de Programas de la Comisión Fulbright.
Una de las ventajas de esta beca es que presenta una asesoría durante todo el proceso de postulación. Si el aspirante a la beca está muy perdido y se ve sobrepasado con el papeleo, la Comisión ofrece orientación durante esta fase y asistencia con los contactos de las universidades estadounidenses.

Áreas con prioridad para Magíster
- Artes
- Educación
- Cs. Básicas
- Cs. Sociales
- Derecho
- Humanidades
- Políticas Publicas
- Ecología
- Medio ambiente
- Enología
- Tecnología de la Información
- Computación

Áreas NO consideradas para estudios de Magíster
· Medicina
· Enfermería
· Odontología
· Veterinaria
· Literatura Latinoamericana
· MBA
· Marketing
· R.R.P.P.
· Psicología Clínica


A diferencia de la beca Presidente de la República, la Fulbright no siempre cubre el 100% de los estudios. Sí presenta una asesoría base que permite la búsqueda de alternativas de financiamiento tanto de matrícula como de arancel, pero éste no siempre es total.

Quiénes NO pueden postular a la Beca Fulbright de Doctorado y Magíster
· Personas estadounidenses o chileno-estadounidenses.
· Personas que ya hayan sido becados por Fulbright.
· Personas que ya hayan obtenido un título en alguna universidad estadounidense.
· Chilenos estudiando en el extranjero.


La beca no tiene límite de edad para postular, pero sí exige haber obtenido una licenciatura o un título. Aquellos estudiantes que estén por titularse y no quieren perder la oportunidad de postular en un año determinado, también pueden hacerlo siempre y cuando certifiquen que están en el proceso de titulación.

El que pestañea, pierde
Ambas becas recomiendan tener claro qué se quiere estudiar antes de postular. Haber averiguado las universidades, tener contactos establecidos y conocer las exigencias que establecen las universidades extranjeras es de vital ayuda para hacer el proceso de postulación más expedito.
Pero así como indican las exigencias de estas dos becas, demostrar quién es el postulante a través de un currículum consistente, es la clave. Desde voluntariados hasta ayudantías, todo sirve. Lo importante es que lo que aparezca en la “carta de presentación” tenga concordancia con lo que se pretende estudiar en el extranjero.
Las capacidades del postulante son el único y verdadero limitante para acceder a una educación de elite. Ya no existen las excusas de dinero, sólo es necesario tener ganas y aperrar al máximo. Pues así como le tocó a Felipe Moreno, muchos estudiantes en el extranjero deben conseguir un trabajo para sustentar la estadía dado que el viático que les entrega la entidad respectiva no alcanza para todo.
A pesar de lo anterior, la oportunidad está y hay que aprovecharla. Sólo hay que atreverse y esforzarse para presentarse a competir de la mejor manera posible, con buenas notas y quizá alguna experiencia laboral en el área de estudio. Lo importante es tener en cuenta que sí se puede acceder a una educación de calidad dejando atrás los límites geográficos.

Becas en el viejo continente
DAAD: es un Servicio de Intercambio Academico que ofrece Alemania, el que permite realizar estudios tanto en las universidades como los centros técnicos.
Presenta becas en conjunto con CONICYT para investigación, para recien egresados y para academicos, en el área del derecho, las ciencias sociales y naturales. El idioma no es un requisito, pero si necesario para moverse en el país. Más información en www.daad.cl

Campus France: ofrece programas académicos en disciplinas como derecho, economía, administración de empresas, ciencias humanas y sociales, matemática, arte y ciencias de ingeniería. Presenta descuentos en cursos de francés y otorga un viático a los becados.
Más información en
www.campusfrance.cl


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